martes, agosto 29, 2006

Historias del Autoservicio. Capitulo 9. LA ÚLTIMA CENA

James Pelele entró en el autoservicio. Se paró en la puerta y oteo cual sería la mesa más propicia para no tener contacto con ninguno de los seres humanos que al parecer habían tenido la idea de acudir a ese autoservicio en concreto para joderle. Al fondo a la derecha vio lo que buscaba, una mesa esquinada y solitaria. Se dirigió a ella y se sentó, sin prestarle más atención de la necesaria a nadie que no fuera la gorda camarera negra con la que tendría forzosamente que intercambiar unas palabras y a la que estudió con detalle por si representaba una amenaza. Al fin y al cabo iba a ser su última cena, así que por lo menos que se la sirviera alguien y que fuera lo más grasienta y malsana posible, la comida claro, esperaba que la gorda se lavará. Por eso había acudido al autoservicio.












James Pelele. Solitario, temeroso de todo en general y consumado jugador de Risk Virtual, una versión inventada por él mismo en la que asume el rol de los 6 participantes. Comenzó a trabajar en la copistería de la Facultad el primer año de carrera y todo porque el dueño tuvo una visión y le convenció de que había nacido para hacer fotocopias. Le venía bien el dinero así que aceptó pero tenía la esperanza de que estudiar le serviría para algo. Se equivocó. No se le conoce mujer, ni hombre y pese a las especulaciones, tampoco animal de compañía. Piensa que todo le ha salido mal en la vida por llevar ese apellido. Tiene razón.


Se sentó y a los pocos segundos ya se estaba empezando a poner nervioso. Estaba claro, todos aquellos cabrones estaban pendientes de él, malditos todo ellos, haciéndose los disimulados, como el tipo aquel flipado del casco raro. Siempre le pasaba igual, en el curro de mierda sentía las miradas de la gente en el cogote mientras les fotocopiaba la mierda de apuntes que traían, James odiaba a aquellos tipejos que nunca iban a clase para poder hacer fotocopias y mirarle el cogote; también por la calle, toda la gente que se cruzaba con él hacia como que no le miraba pero el sabía que así era y cuando lo pasaban se volvían y sonreían. ¿Por qué todo el mundo tenía que burlarse de él en lugar de dejarlo tranquilo? Para colmo la mierda de camarera, la única que tendría que estar fijándose en él, hacia tales esfuerzos para aparentar que no se estaba descojonando, que no se acercaba a preguntarle que iba a tomar. Al final tuvo que decidirse por hacer una maniobra muy arriesgada que conllevaría que todos los capullos de aquel bar tuvieran que contener las carcajadas. Primero levanto tímidamente la mano, como tratando de que sólo viera el gesto la camarera, pero volvió a bajarla rápidamente, porque en ese momento entró un bombón de mirada virginal por la puerta y si había algo que Pelele no soportaba era que fuera un bombón quien se riera, así que decidió esperar a que la camarera se apiadara de él que era lo que solía hacer. Después de un rato la camarera se apiado del tipo raro y solitario de la mesa de la esquina y decidió contornear sus caderas de negraza hasta él. Mientras se acercaba James pensó que aquel debía ser el sueño al que se refería de Martin Luther King, él hacia tiempo que también había dejado de tener esos sueños y esperaba no volver a tenerlos por el mismo procedimiento que el viejo reverendo.

Rosetta lo miró con la misma cara con la que miraba a todos los clientes, cara de absoluta indiferencia y de una incipiente impaciencia, y le preguntó – A ver hijo, que va a ser….-

- No…, no…. soy… su hijo… - tartamudeó James y con más seguridad y mirando a la camarera con cara de odio añadió – así que no vuelva a llamarme así, ni muchacho, ni joven, ni muchísimo menos campeón. Póngame todo el chorizo frito que puedan preparar en su cocina, 6 huevos fritos y todas la patatas fritas que crea conveniente para acompañarlos, y le advierto que me gusta que estén bien acompañados…

- ¿qué le pongo de beber? O prefiere tomárselo a palo seco… - preguntó Rosetta con cierto retintín.

- Póngame una botella del mejor ron que tengan en este antro aquí al ladito.

- ¿Sabe que todo eso puede sentarle como una bomba en el sistema digestivo? – Rosetta estaba empezando a preocuparse realmente por el pobre tipo.

- Traiga la puta comida y el ron y preocúpese de sus asuntos... De todas formas por si le interesa de verdad, cosa que dudo…sepa que no tengo la menor intención de digerir nada de todo esto….

El trato con un hijo como Gustav había convertido a Rosetta en una mujer capaz de pasar de un estado emocional a otro en breves segundos así que osciló rápidamente de la pena por lo que aquel cliente iba a hacerse a si mismo al profundo odio al pensar en lo que se le podía venir encima…- Espero que no este pensando en vomitarlo en este local…porque si lo hace, cuando se agache con sus patéticas arcadas saldrá volando por la puerta de una patada en el culo.

- ¡¡LARGESE!! – gritó James.

Mientras esperaba la comida James pensó en lo que iba a hacer nada más llegar a su apartamento. Había escogido cortarse las venas como forma de suicido porque podría morir sentado y además pegándose un baño de agua calentita. Este iba a ser su día, o al menos su medía tarde, puesto que acababa de salir de la papelería, por eso iba a comer y beber lo que le diera la gana, y por eso su muerte iba a ser lo más cómoda posible. Pensó también en porque diablos había ido a trabajar el día de su suicidio cuando nadie podría echarle nada en cara nunca más, pero la respuesta le vino inmediatamente: No hubiera sabido que hacer con todo un día para él. Siguió pensando en la escena de su muerte durante la cual escucharía “Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis” de Vaughan Williams, una música que evocaba una perdida mucho más grande de la que su desaparición supondría para el mundo en general y para nadie en particular, pero que aún así le parecía apropiada.

Rosetta le fue dejando la comida y la bebida en la mesa sin dirigirle una sola palabra y James empezó a devorarla con más gula que hambre. Se dio cuenta demasiado tarde de que se había pasado pidiendo el ron sólo sin coca-cola para acompañarlo, pero había pensado que hoy era un día especial y que era más apropiado beber el ron como todos los hombres acabados de todas las tabernas de mala muerte del mundo. En fin, no iba a volver a hablar con la camarera y mucho menos exponerse a las risas de todo el mundo cuando vieran la triste jugada. Comería a palo seco.

Cuando iba por el cuarto huevo frito y se debatía entre pedirle algo de beber a la camarera o tener que dejar su suculenta comida por obstrucción de la garganta y el esófago, un ruido le hizo mirar hacia la puerta del autoservicio. Acababa de entrar un enmascarado con una sierra mecánica. En ese momento un James Pelele que sólo había existido en otra ocasión en su vida se levantó con decisión de la mesa, arrancándose con fuerza la servilleta que tenía al cuello y se encaminó a la puerta mascullando:

- No, no, no, eso si que no, este es mi gran día…

Escrito y dirigido por E. Teteriuk.

jueves, agosto 17, 2006

Historias del Autoservicio. Capitulo 8. 30 MINUTOS MÁS

Nika Talbot sale del cuarto de baño de aquel estrambotico autoservicio cuando ve entrar a su hermano, Masturbatori.

Nika Talbot es una mujer sería, empresaria. Tiene una capacidad para enamorar al ajeno basada en su apariencia de dominio. En todo caso, cuando se enfrenta a su hermano mayor, decide simplemente mantener una actitud pasiva. Le deja ser.

Masturbatori Talbot, si de algo se siente orgulloso, es de su nombre de pila. Es un pequeño perdedor que siempre busca el camino más fácil, incluso cuando este camino esta señalado con luces de Peligro que se ven desde lejos. Se vanagloria de ciertas cicatrices, que presume son de guerra. Su hermana sabe, pero nunca lo cuenta, que son heridas de cuando los chavales le pegaban en el colegio y le robaban sus botines. Masturbatori odiaba el buen gusto de su madre elgiendo botines.


-¿llevas mucho esperando?
-No, no, acabo de llegar, estaba en el cuarto de baño. Tienes que entrar en ese cuarto de baño, en serio.
-No hemos venido a hablar de ti, ¿verdad Nika?. Sientate aquí. No no, aquí, en la siete, el seis es el numero de diablo, el 3 es la triangulación, el cuatro es…
-Vale. Nos sentamos es la siete.
-¡Señora! Mueva ese culo negro natural y ponganos un par de cervezas. ¡Frias como la puta amantis religiosa cuando tiene que matar a su marido, ya me entiendes nena!
-Hace como dos años que no nos vemos, Mastu, crei que habias muerto, o peor, que te habian detenido.
-No me seas zorra. No se que coño es de tu vida tampoco, pero si se que cuando veas esto que tengo que enseñarte te vas a cagar encima de tus pantis de ejecutiva.
-No llevo pantis.
-Te he dicho que no me seas zorra. ¿Te acuerdas de nuestro profesor del instituto?
-El señor Tompsen.
-El mismo. El tio era un genio, si recuerdas. Hace poco se anunció por toda la ciudad que daría una conferencia, para dar a conocer su último gran invento, que demostraria además la existencia de una dimensión paralela.
-Entiendo.
-La conferencia fue ayer, y yo asistí.
-Eso si que me sorprende.
-La cultura no cierra puertas a almas que divagan por medio gramo de polen. ¿Lo sabías?
-Creo que no.
-El caso es que fui, y… no te lo vas a creer hermanita, mientras el tio soltaba toda la chachara y presentaba el invento… ¡fui al camerino y el robé el trasto!
-Pues mira, si que me lo creo.
-¡Y aquí está! Como están las cosas en el frigorifico cuando abres la puerta por tercera ver buscando chocolate. ¡Si no hay chocolate no hay nada que hacer! ¡No hay solución!
-Ya veo. ¿Y por qué me has llamado?
-Hermanita, eres una mente racional, quiero que la primera persona que vea esto sea, bueno…una personal… no como mis amigos, si no…
-Normal.
-Exacto. Verás, según Tompsen hay dos planos de existencia. Nosotros estamos viviendo en uno, este, pero hay otro, donde vivimos una vida paralela, y seguramente distinta. Digamos que los primeros cinco años en ambos planos mi vida fue igual, seguian el mismo camino, pero un dia en este plano de existencia decidí ir en taxi a ver un partido de curling y en el otro plano me decidí por el autobús ¿entiendes? A partir de ahí mis dos vidas se separaron en dos vias y ya son distintas. Los agujeros negros son la puerta entre ambas dimensiones y bueno, este aparato de aquí es, básicamente, un agujero negro artifical. Como un consolador anal.
-Primero: dudo que con cinco años cogieras el autobús. Segundo: ¿Cómo sabes que este trasto funciona? Tercero: ¿ese trasto no es muy pequeño para poder entrar?
-Ya las vas jodiendo, ¿eh? Tompsen dice que ha experimentado, él ya ha tenido viajes extra… dimensionales con el aparato. Y por si no te has fijado, este aparato es un casco.
-Me he fijado.
-Simplemente te lo pones en la chota y es tu cerebro es el que viaja a tú otra dimension. Mientras tanto, tu otro “yo” viene a esta dimension. Porque es evidente que no pueden quedarse tus dos “yo” en el mismo plano.
-Claro. Pues bueno, ¿a que esperas?
-Allá voy baby sister. Tienes que ayudarme. Ves, encima de mi frente, hay un marcador, bien, ahí debes poner el tiempo que deseo estar en la otra dimesión. Pon… veamos veinte minutos.
-¿Veinte? Eso es muy poco. Pon media hora más, al menos.
-¿Si? ¿seguro?
-Claro, que te va a pasar por 30 minutos más…
.Okey. Pon 50 minutos entonces. Ahora dale al boton azul cielo demacrado y a esperar… Te en cuenta que mi otro yo viajará a este sitio, no te asustes… ¡Ah!, y este aparato tiene un radio de alcance pequeño. Quiero decir que no puedo moverme mas de 50 metros desde el punto original. Básicamente ni yo ni él podremos salir de este autoservicio durante los 50 minutos. Si no, nuestros cerebros harían PUM, y explotarian.
-Vale.
Nika pulsa el botón y la respiración de su hermano se acelera. Es un tipo atrevido pero siempre intenta saber que le espera en el siguiente paso. Hoy, ahora, no hay vuelta atrás, no sabe que habrá en la otra dimensión. En todo caso, él tiene una idea muy clara: desfasar todo lo necesario durante esos 50 minutos. Será su otro Masturbatori quien cargue con las culpas de todo lo que le de tiempo a hacer… Y ese es el gran experimiento para Masturbatori: no es viajar a la dimension desconocida, no es saber que tipo de vida llevarias si hubieras cogido el autobús… simplemente, él quiere saber cuantas barbaridades se pueden hacer en 50 minutos. Y lo cierto es que otra dimensión es un lugar ideal para probarlo.
De pronto todo empieza a nublarse. Masturbatori intenta mantener la mirada fija en un punto y se decide por un camión aparcado en la explanada del autoservicio. Sorprendido, ve como el camión poco a poco va cambiando de forma… Se hace más bajo, y más ancho. Un retrovisor empieza a alargar su figura, un metro, ahora dos… No entiende que está pasando. Empieza a escuchar pequeños sonidos sordos, no los puede identificar porque suenan como si estuviera hundido en lo más profundo de un lago… Pero le da la sensación… ¿es posible? Parecen gritos… El cielo es totalmente negro, ahora lo puede ver. Hay pequeños centellazos de luz, como relámpagos. El camion sigue cambiando. Ya no es un camión… parece, si ese tubo alargado, tiene que es… Subitamente, como si emergiera a la superficie del lago, todo se hace claro. Masturbatori está confuso. Oye gritos y explosiones. Él está sentado en su mesa numero siete. Aquello es el autoservicio pero… no lo és… No tiene techo y falta parte del muro donde antes estaba la puerta del bar. Hay algunas personas tiradas en el suelo, gritando. Reconoce a su amigo Gary Smirnoff. Esta bajo una mesa, con una AK 47 y la cara algo manchada… Parece que tiene sangre. Le mira.
-¿Qué coño haces Masturbatori? ¡Que coño haces!, ¡bajate de ahí ostia! ¿No ves que vienen? ¿no lo ves?
Masturbatori gira la cabeza, el camión se ha transformado en un tanque azul oscuro que avanza lentamente. Junto a él, decenas de hombres y mujeres, vestidos con un mismo uniforme color amarillo, corren hacia el autoservicio. Uno se frena, a lo lejos. Le esta apuntando. Masturbatori salta hacia el suelo y esquiva una bala que llevaba su nombre.
-¿Qué… que coño pasa?
-¡Tenemos que salir de aquí, Masturbatori!
-No… no puedo… solo… 50 metros, no puedo salir de aquí!
Varias personas se arrastran por el suelo e intentan llegar al almacén del autoservicio. Allí hay una puerta trasera. Todos van saliendo. Gary Smirnoff se gira, justo antes de salir.
-¿Te quedas?
-Solo 50 minutos, Gary, tengo que quedarme aquí… 50 minutos…
-¡Que dices, los Palmera estaran aquí en diez minutos, en veinte quizas! Me voy.
Todos abandonan el autoservicio. Masturbatori se esconde bajo su mesa número siete, con un tenedor en la mano… Pasan los minutos lentamente, cinco… diez… quince… veinte… Los pasos están aquí, oye los gritos de aquellos tipos de uniforme amarillo, avanzan cantando “Palmera vencerá, porque Palmera es muy bonita”. Ve a uno entrando por el muro derruido, otro se sube al mostrador, encima de una mujer que yace muerta. Llevan unas extrañas gafas y enseguida aquel tipo se percata de la presencia de Masturbatori. Le apunta con su arma. Masturbatori está acurrucado, balanceandose, mirando al suelo, con los dientes apretados y odio en su mirada, mientras repite como un loco, una y otra vez: “que te va a pasar por 30 minutos más… que te va a pasar…”

jueves, agosto 10, 2006

Historias del Autoservicio; Capitulo 7: LA FUERZA EMPÁTICA

Cuando Chris Stockholm entró por la puerta, pasó totalmente desapercibido. La radio estaba apagada y dio gracias a Buda por ello. Su madre le inculcó la creencia budista desde muy pequeño y, aunque él no creía en nada superior al ser humano, aún duraban esas estúpidas reacciones a costa de maldecir a su Dios.

Se dirigió a la mesa número 10 y esperó. Mientras observaba alrededor. La mitad de las mesas estaban repletas de gente, en un orden casi cómico, alternando las primeras tres en dos llena y una vacía, para después saltar cuatro igualmente vacías hasta la suya, donde permanecía solo. Al intentar escuadriñar las siguientes mesas una camarera de raza negra distrajo su atención, puesto que se dirigía a él estando a unos diez pasos de su meta.

Nueve pasos: comenzó a imaginársela fornicando, cosa que le gustaba hacer antes de hablar con cualquiera, puesto que le reconfortaba pensar que todos sudamos cuando follamos y ponemos caras raras al llegar al éxtasis.

Cinco pasos: a ella la imaginaba muy mórbida, pero cauta en sus movimientos, como un obeso gato de color pardo.

Tres pasos, cuando de repente, un clic dio paso a la típica voz de ultratumba radiofónica, y al unísono Chris dejó por momentos su personalidad afable y bonachona (aunque algo excéntrica) aparcada, convirtiéndose en la parte de si mismo que no había escogido y que ni siquiera estaba predestinada.






"Chris era un buen estudiante, un tío lógico y formal, esa clase de hijo que les gustaría tener a tu madre. Se alistó a la armada científicia tras terminar Biotecnología con matrícula de honor de nota media. Decidió prestarse como conejillo de indias a su propio experimento sociológico, que pretendía multiplicar o crear de cero nuevas emociones a partir de la música, cosa útil desde el punto de vista armamentístico militar, al tener el poder de desmoralizar completamente a las tropas enemigas o arengar a las propias y aliadas. Se canceló al descubrirse su incontrolable potencial, hasta el punto de convertir a la persona afectada en emocionalmente inestable peligroso. Chris dejó la armada en 1989 y montó un kiosko de prensa. No tiene familia. Su última novia se acostó con su entrenador personal de gimnasia."



(…Y después de este Kill them all de Metallica escucharemos una de las canciones con las que seguro que más de uno y más de dos han descubierto estar enamorados. Escuchemos a U2 con su balada “One”…)



La camarera estaba a un paso, podía leer su placa cuando sonaban los primeros acordes del tema:

-Buenas, ¿qué desea caballero?

(Música: “…Is It Getting Better…
or do you feel the same…”)


Chris se echó a llorar de sopetón. Agachó la cabeza contra la mesa, casi no podía mantener la respiración. Rossetta, o Aretha, ya estaba acostumbrada a estas situaciones absurdas y simplemente esperó con cara de póquer a que terminara de moquear y pidiera algo.

(…You say
Love is a Temple
Love Higher
A Law...)


Entonces, el chico se levantó y besó a Aretha. Un beso largo y casto, como de película de Carmen Sevilla y Paco Martínez Soria.

-¡Esto si que es un premio gordo! – exclamó Rossetta, que ya no recordaba que la saliva de otras personas sabían distinta a la suyas. Le cogió de la mano y lo arrastró tras una puerta con un gran letrero que rezaba: “RESE VADO”.

En pleno acto sexual, la canción se apagó con un leve “… one.” Chris retomó poder sobre sus actos y se descubrió en una escena demasiado grotesca y a la vez vagamente familiar.

Empujó a Aretha hacía la pared y salió corriendo del reservado. Confundido, se apresuró entre las mesas del autoservicio y continuó hasta llegar a la puerta, que se abrió en ese mismo momento mostrando frente a él a un enmascarado portando una sierra mecánica de marca Palmera.

Sonaba de nuevo la radio, un Simpathy for the Devil. Chris se arrodilló, abatido e indefenso, frente al extraño personaje.

Gritó: - ¡Llévame, por favor!

miércoles, agosto 09, 2006

Historias del Autoservicio. Capitulo 6. PASTO, TERRE Y EL SR. PITOSO

“Ultimamente me pasa algo sorprendente”

Era Pasto quien hablaba a Terre.
-Verás: yo siempre he sido un tipo de complexión delgada. Creo que no cabe duda de esto, solo tienes que mirarme. Mi médico siempre me ha contado la misma historia. Que me tome vitaminas, estimulantes para el hambre y chorradas asi. Pero lo cierto es que yo como, y bien. ¡Coño lo estas viendo ahora mismo!. Me harto de comer y después no engordo. ¿Por qué?
-No sé, pero tienes el metabolismo que cualquier mujer desearía…
-Hay un por qué, amigo. Resulta que, hablando claro, yo todo que como, lo cago. Asi de simple. Mi tubo digestivo, mi garganta y mi ano estan unidos es común acuerdo, de tal forma que se conectan directamente, sin interrupciones gastricas ni leches. Pero de un tiempo a esta parte me he fijado en una cosa. Una cosa rara, querido Terre: últimamente cago por mi y por otro. Estoy cagando la mierda de otro, tío.
-¿Cómo es eso?
-No lo se, simplemente ocurre. Yo un dia cago y me fijo en ciertas virutas… maiz. Yo nunca como maiz. Asi ocurre con multiples ejemplos. Podria llevarme cuatro dias sin comer que cagaria igual de bien que hoy. Además, cago el doble que antes. Noto que estoy servido de comida en horas en las que no pruebo bocado…
-Igual estás poseido.
-Poseido por un fantasma que me hace cagar lo que él come… No se, Terre…
-Entonces estas cagando lo de otro…
-Sí.
-Sorprendente.
-Sí.
-Yo tengo un plan, un plan para mi futuro.
-Ouh ¿ya sabes a que te vas a dedicar profesionalmente? ¿vas a dejar la hamburgeuseria?
-Efectivamente. Es muy sencillo. Simplemente voy a podar árboles, aleatoriamente. Un dia me subo y podo ese arbol que se ve alli, otro dia el de en frente de mi calle, y así…
-¿Y quien te paga?
-No es problema. Alguien.
.¿Alguien?
-Si. Un dia andaré cortandole ramas a un arbol y un tipo vendrá con un maletín y me dirá “toma” y me dará un fajo de billetes.
Sorprendente.
-Si.
-¿conoces a “La “Andante”?
-MMhhhhh… ¿esa chica rubia, con un extraño peinado, con trenzitas y larga caballeras, pecas, siempre con falda y que siempre va sola?
-Eso es.
-Es sorprendente ¿verdad? Quiero decir, todo el mundo la conoce, una tia que siempre te encuentras andando… Y además es curioso, nunca te mira, y siempre te la cruzas, nunca vas en su misma direccion.
-Es como si ella estuviera de vuelta de donde tu vas…
- Si, eso es.
-Sorprendente…
-Pues… ¿sabes? El otro dia estaba en un chat, entré, haciendome pasar por lesbiana en un canal llamado “lesbianitas_con_fotos”.
-Lo conozco.
-Consegui que una lesbiana me conectara su web-cam. Era bestial. En fin, entiendo que las mujeres se hagan lesbianas con tias asi… El caso es que yo le dije que, bueno, que diera señales de vida, que me saludara o algo. Ya sabes que es muy tipico poner videos grabados cuando conectas tu cam, para dar el pego. Le dije que me saludara, y en ese momento, te lo juro por dios, me parecio ver a mi padre haciendo un rápido saludo y al momento de pronto volvia ser ella, mirando la pantalla, al igual que antes. Te juro que cuando me saludó era mi padre, sin camiseta…
-Es como para cortarte toda la alegria. Sorprendente.
-Sí.
-Esas dos tias creo que te estan mirando.
-Normal. A ver la cuenta… Mmmmhhhh, esto no es lo que hemos pedido. Nos han cobrado tres cervezas de más…
-Es igual, conozco un bar donde ponen buenos Gin con cola.
-Creo que me voy a pedir la noche libre en el curro, pondre como excusa mi operación de peritonitis reciente. Hoy estoy pitoso, Hoy necesito alcohol. Hoy estoy, lo que podriamos llamar, como un autentico Señor Pitoso.
-Vayamonos. Es lo malo de este bar. No ponen buenos cubatas. Y no alegra nada la vista. Mira a la nueva camarera…
-Anda, mira, acaba de entrar un tio con una sierra mecanica. ¿Y por qué se le arrodilla ese tio delante?
-Sorprendente.
-Si.
-¡Ostia! ¡Corre,corre!

Dedicado a Javi, Gabri, Guille y Rives. Ellos inspiraron este absurdo.

jueves, agosto 03, 2006

Historias del Autoservicio. Episodio 5. ADICTO A LAS FURCIANAS

En una de las mesas más escondidas del Autoservicio e intentando pasar desapercibido como en él era habitual, se encontraba Danny. Conocido por todos como “Moody” desde que su amigo Earvin decidiera llamarle asi el dia que se conocieron debido a que una operación peritonítica le impedía pronunciar las enes correctamente. El nombre de Danny le empezaba a resultar extraño incluso a él mismo.

Danny “Moody” Ford es un presunto Ingeniero que vive inmerso en un ambiente del que nunca quiso formar parte. Se deja mangonear facilmente por sus amigos que siempre consiguen que les invite cuando éstos no llevan dinero, que dicho sea de paso suele ser lo más habiual. Amante del juego sucio, y admirador de los pistons y los italianos, era conocido por sus repentinos arranques de genio... de mal genio, claro.

Hacía más de dos años que no sabía de ella salvo por terceras personas, había intentado borrar sus recuerdos e incluso buscó nuevas experiencias en paraisos lejanos, en uno de ellos una preciosa tailandesa le había estado a punto de proporcionar el placer que siempre había estado buscando, pero una vez más se quedó a las puertas de conseguirlo. Y allí se encontraba Moody, esperando reencontrarse con ella una vez más, esperando volver a ver aquella mirada virginal que tanto gustaba a los que buscaban su compañía, esperando tras esos dos años que esta vez fuera diferente, esperandola a ella, a ‘su’ furciana.

Mientras jugueteaba nerviosamente con el servilletero a la espera de que le trajeran el zumo, Moody escuchó como la puerta del autoservicio se abría, un rápido vistazo le devolvió a la realidad, falsa alarma, era Bepeter un vecino suyo que se sentó junto a sus colegas Pasto y Terre que estaban en una de las mesas del autosevicio, Moody decidió no cruzar la mirada con ellos y así evitar el tener que saludarlos, así que fijó su mirada en el inmenso trailer que acababa de salir del aparcamiento dejando tras de si una nube de polvo, a traves de la cual apareció de repente la sencilla figura que tanto anhelaba.

May Gooden es una bella furciana que conoció a Moody paseando por una antigua via ferrea, desde entonces su relación había sido un infierno para ambos. Le gustan los personajes sombríos e introvertidos que suele encontrar en los lugares más inverosímiles. Y a pesar de su alto coeficiente intelectual y de los consejos de sus compañeras furcianas, acababa tomando tanto cariño a sus acompañantes que nunca les olvidaba y volvía con ellos una y otra vez.

Haciendo un gesto con la mano y con una estúpida sonrisa en la cara Moody saludó a May y ésta se sentó frente a él.

- Hola, qué tal, cuánto tiempo - dijo May con frialdad.
- Si, si, mucho tiempo… - demasiado pensó Moody.

Y allí se encontraban, mirandose a los ojos y sin nada que decirse desde que su relacion acabara aquel triste y recordado dia en el que el Ku-Kux-Klan volvió a salir a las calles. Y tambien el dia que Moody fue introducido en un mundo alcoholico, humeante y de plastica lujuria por un delincuente de poca monta al que invitaría aquella noche a beber. Desde entonces Moody no podría alejarse de aquel adictivo estilo de vida.

- Se que te he tenido sin admitir en mi vida durante mucho tiempo pero… - May por fin se decidió a hablar- aquí estoy, una vez más he vuelto.
- Lo se, lo se todo, y sabía que volverias, siempre lo haces - Moody intentaba mostrar seguridad mientras hablaba, sin embargo sus temblorosas manos siempre le delataban, nunca sabía que hacer con ellas salvo cuando se encontraba en su habitación delante del ordenador.
- Bueno, y ahora qué.
- Vaya, veo que sigues como siempre, sin ser capaz de tomar la iniciativa. - aunque eso era algo que Moody siempre le habia echado en cara, la verdad es que él mismo fue despedido de su trabajo por un motivo similar.
- Bueno eres tu quien me llamaste, asi que tu dirás.
- En realidad solo queria volverte a ver, y asi poder despedirnos una vez más.
- ¿Otra vez? Sabes que no soporto despedirme de ti, que siempre acabamos mal.
- Si pero soy adicto a tus despedidas, supongo que al igual que les pasa a mis colegas que siguen bebiendo a pesar de saber que acabarán echando la pota, yo necesito que me vuelvas a rechazar aun sabiendo que esta noche vomitaré tu nombre una vez más.

La mirada de May se volvió aun más triste, y Moody que no pudo soportarlo apartó sus ojos de ella por primera vez desde que entrara, para acabar fijandose en la mesa donde estaban Bepeter y compañía junto a… Valentino Rossi? ¿Qué demonios hacían hablando con él?. Tras unos momentos de sorpresa su mirada volvió a buscar a May que se había levantado y se marchaba del autoservicio, esta vez ni siquiera habría despedida. “Putas Furcianas” pensó Moody por enésima vez.

By: David F. Alias Mugi