lunes, noviembre 19, 2007

Historias del Autoservicio. Capitulo 25. UN FINAL DE PELICULA

Mientras Héctor lavaba unos vasos y contemplaba la lenta agonía de Roën, pensó en qué era lo más adecuado en ese momento: si seguir impasible ante la posible muerte de su subordinado; si echarle una mano para intentar salvarle la vida o, simplemente, si seguir pensando en sí mismo y en las miles de ideas que se le venía en la cabeza a cada momento. Finalmente y por desgracia de su “amigo” optó por lo tercero. Continuó lavando algunos vasos mientras su mente vagaba ajeno al sufrimiento de su camarero y ajeno al mundo en general.

“¿Y si todo lo que ocurre aquí lo escribiese como novela o como guión para una película o para una serie? ¿Tendría tirón? Bah, ¡que de tonterías tengo!” se dijo a sí mismo. “Pues yo creo que no lo es tanto” se contestó.

“A ver…. Lo primero una cafetería perdida y una cafetería como cualquier otra como epicentro de todas las historias no sería algo original. ¿Cuántos bares como éste habrá por ahí? ¿Y qué cuento? Un camarero que lleva un establecimiento y ocurren cosas… Pssssssss, no tiene ni pies, ni cabeza. Luego, los personajes. La censura entraría de lleno ¿Por qué siempre la camarera negra es la desgraciada sin modales y maleducada? ¿Qué pasa que los blanquitos somos siempre los buenos, los educados y los que cuando nos peemos huele mejor? Después, un menda que se convierte en servilletero, otro que desaparece, un loco que habla y que capta la atención de todos y se difuye en el ambiente… ¿Pero qué me estás contando? Es como si ahora el mierda esté que ya no le queda un suspiro se recuperase tal como si nada y para adelante. No es creíble. Cierto es que hay muchos frikis y muchos colgaos a los que esto les molaría, pero nadie apostaría por el proyecto, pero Héctor todo es arriesgarse tío. Cuando me hice con este tinglado aquí nadie daba un duro, pero mírate: no es que puedas limpiarte el ano con billetes, pero tampoco pasas fatiga. Y clientela nunca te falta. Me estoy yendo del tema… ¿por dónde iba? Mmmmmmmmm, ah, sí… por los personajes y sus historias… Luego, Roën que es medio asesinado por un cortador de cutículas ¿eso en qué cabeza cabe? Volviendo a los prejuicios ¿por qué las dos que se sientan a charlar son dos mujeres las que critican sin parar y ríen al ver el sufrimiento de otra gente? ¿Por qué? Los sectores feministas no me lo permitirían…Creo que si esto triunfa, es porque ocurren muchas desgracias y la gente necesita ver a otra gente más desgraciada para sentirse así felices, los infelices. Otro ingrediente para el éxito es cuando lo del tío de la sierra mecánica.. bufff éxito asegurado, violencia por violencia sin discreción ¡que gozada!”

A Héctor ya se le habían acabado los vasos que fregaba, pero seguía con las manos llenas de jabón y con el agua corriendo, ensimismado en su monólogo, mientras Roën le pedía con ojos débiles y vidriosos que le tendiese su mano que él creía amiga, pero que no encontraba en este momento. Algo que no pareció entender Héctor o que ni siquiera se dio cuenta porque seguía con su retahíla mental.

“Vale, supongamos que me lo acepta alguien… ¿De dónde sacó la pasta para producir, porque ellos me darán cuatro míseras perras y con ello tendría que buscarmelo todo? Y con lo que me ha costado levantar esto no es como para tirarlo todo por un capricho… pero ¿y si triunfo? Me hago de oro, de oro chaval!!!... Bah, no caerá esa breva. En el fondo me la pela. Ni siquiera sé porqué estoy pensando esto, ni porqué habló sólo. Pobrecito Roën, pero se va a tener que joder porque yo no sé medicina y odio hablar por teléfono. En el fondo prefiero que muera porque nunca he sentido lo que es perder alguien conocido y me gustaría sentir esa pena. Sería pena e irresponsabilidad porque lo estoy dejando morir como a un perro que atropellan en la carretera, pero yo creo que ese era el final que el destino le tiene escrito. Vaya muerte humillante”

Efectivamente, tras pensar esto Roën exhaló y sus ojos se cerraron lentamente sobre su propia sangre. Héctor lo miró con total indiferencia, se secó las manos, se santiguó por costumbre y exclamó…

- Al final no revelaré al mundo lo que aquí suele pasar. Que vengan y consuman.



By: Litu