viernes, agosto 17, 2007

Historias del Autoservicio. Capitulo 15. VOCES DE NIÑOS

Pasto y Terre abandonaron el Autoservicio y al hacerlo, solo quedaron dos personas dentro de él: Alicia Tockeneville, en la mesa numero 10, la más alejada y oscura, y Roën Aluchan . Este último, después de haber sido despedido por el dueño del Autoservicio Hector Rocha por sus continuos ataques de impertinecia hacia los clientes, había recibido tres días atrás la visita del susodicho Hector, en el que de rodillas y casi llorando le había pedido que por favor volviese al trabajo. Roën, ciertamente sorprendido le preguntó el porqué y Rocha simplemente se levantó, se secó las lagrimas y le dijo, muy serio:
-Hay que salvar a las ardillas, tío.

Asi que ahí estaba de nuevo, esta vez cubriendo el ultimo turno de diario (la cafeteria-autoservicio abría 18 horas al dia: en las primeras 8 trabaja Aretha, en las dos del medio solía estar Hector Rocha aunque nunca antendía a los clientes y la gente solía ir y servirse el cafe detrás de la barra, y casi siempre dejaban el dinero encima; las últimas 8 horas volvian a ser para Roën. Los cambios de turno, en todo caso, eran comunes y eran decididos por Rocha al azar). Roën quería haber cerrado hace tiempo y ya solo quedaba un cliente. Pero aquella pendona del rincón no parecia querer irse. Llevaba mas de dos horas llorando en la ultima mesa, y Roën empezaba a mosquearse.
Alicia Tockneville, una de las supervivientes de la que con el tiempo fue llamada “la pescadería del autoservicio” (unas quejas y denuncias del sector de carniceria y charcuteria hicieron que en la ciudad no se pudiera ultilizar más el termino “carniceria” para designar a las cruentas matanzas), lloraba desolada sin saber que hacer. Después de leer en su horóscopo el mes pasado que las proximas ( y ya pasadas) cuatro semanas serian de recuentros con viejos amigos y de época para empezar nuevas amistades, Alicia había comprobado que nada de aquello había sucedido (a parte del encuentro casual y solo momentaneo de su vieja amiga Virginia Fox) y después de varias meditaciones y cuatro ginebras con zumo de melocotón había comprendido que ella jamás tuvo amigos a los que ahora pudiera recuperar, y que nunca hacia amistades: toda la gente se acercaba a ella por su dinero o por sexo. Y eso le había parecido bien hasta ahora, en la que por circustancias de la vida, habia comprendido que la gente pasaba a su alrededor como quien mira a un maniquí curioso y luego sigue adelante, olvidando a los cincos segundos que aquello había existido y siguiendo su camino. Alicia Tockneville estaba sola en el mundo, y eso la hacía llorar.
Intetaba concentrarse y recordar si de pequeña en el colegio llegó a tener amigos cuando unas voces, o más bien gritos de niños empezaron a oirse y a molestarle profundamente. Alicia miró a través de la cristalera pero en aquella llanura todo era oscuridad, no se veía a nadie. Los gritos eran cada vez mayores.
-Me cago en la leche –dijo entre dientes- Esos niños ya deberían estar en la cama y no jugando en el culo del mundo, ¿no cree?
Pero Roën Aluchan estaba arrodillado detrás del mostrador buscando algo y no le respondió.
Llegó cierto momento en el que Alicia no era capaz de escuchar nada que no fueran aquellas voces agudas e histericas, y se levantó con intención de espantarlos y dejarla sola con sus pensamientos. Roën vio como la bella pero hortera de cojones mujer salía del local. A continuación cogió la única taza que aun quedaba sucia y comenzó a limpiarla con un paño azul caoba. A los dos minutos la mujer volvió con la cara palida. Entró y se quedó unos instantes quieta, escuchando con cara horrorizada.
-¿¿Donde… donde estan los niños??
Roën frunció el entrecejo.
-¿Niños?
-¿no escucha esas voces? Son niños… estan gritando, ¡si casi no puedo oirle a usted! He salido a buscarles y no había nadie, ni se oía nada y ahora… vuelvo aqui y estan de nuevo, ¡las voces!
-Oiga señora, disculpeme pero yo no estoy escuchando nada. Aqui no hay niños… al menos… no hay niños vivos…
Alicia grito como una loca y salió corriendo del local, dejando atrás el bolso, las copas sin pagar y la dignidad.
Roën permaneció unos momentos callado, mientras veía a la mujer correr y perderse entre la lejana oscuridad. Luego rio entre dientes, sacó el radiocassette que tenía bajo el mostrador y lo apagó. Sin duda aquella cinta que encontró con las voces de aquellos niños gritando y llorando le funcionaba de maravilla para espantar a los rezagados. Se giró y colocó la ultima taza. Bostezó, se desperezó estirandose y se tiro un sonoro pedo con reminiscencias a la obra musical de Coldplay. Luegó se giró y sin dar credito a lo que veía, ante si estaba un niño fantasma. Lo de fantasma lo dedujo porque era medio transparente y lo de niño por su corta edad y complexión fisica infantil. El niño sangraba profusamente y lo miraba con frialdad mortuoria. Habló:

-Llevas mucho tiempo usando la cinta para auyentar a la gente pero no sabes la verdadera historia. No sabes porque los niños lloramos en esa cinta. Yo soy unos de ellos. Y vamos a llevarte con nosotros.
A Roën le entró un escalofrigo, o sea, un helado Frigo de escalope, justo por la parte de atrás del pantalón, después de caer de una estantería.
-Como soy bueno te daré tres oportunidades: si averiguas porque lloramos los niños de la cinta, te dejaré libre, si no lloraras con nosotros el resto de tu vida, metido en esa cinta.
-Tres oportunidades. Veamos… joder que tensión.
-De hecho es bastante fácil de suponer. Esto es una pista, para que veas que soy bueno.
-Bien –Roën suspiró, nervioso- ¿puede ser… puede ser que un cura yonki abusara de vosotros en un orfanato para dementes seniles pre-adolescentes, mientras os juraba que el mundo era de color de rosa, en un dia de verano… todos juntos… en una habitación… eemmm… puede ser?
El niño lo miró flipando.
-¡Pero que me cuentas! Te he dicho que era fácil. ¡Mucho más fácil!
-Joder… a ver… Puede ser que estabais todos juntitos haciendoos pajillas como hacen los niños cuando alguien cambio de canal y por casualidad visteis el ultimo capitulo de Doraeemon, y aunque jamas habiais visto Doraeemon porque es una mierda de cojones os dio pena el podre niño hijolagranputa ese que se lo había inventado todo y llorasteis por él?... Quizas por que tambien teniais gato?
-¡Pero estas loco, hombre! ¡Más fácil, mucho más fácil! –El niño se estaba poniendo rojo transparente.
- Dios, solo una oportunidad. Ok, ya lo tengo. ¡Si, tiene que ser esto!. Joder me la estoy jugando. Vale, niño, escucha: estabais jugando al boleisbol en la playa, justo al lado de un centro de radiofusión de telenovelas francesas, y entonces una pelota salió disparada y le dio al edificio y este empezó a emitir una radio novela, aquella en la que la protagonista mata a su marido porque el decia que ella le parecía especialmente guapa cuando se la chupaba, porque asi parecia más delgada. Es eso, y vosotros os pusisteis tristes ante la clara alusión a la guerra de Irak y llorasteis, y algún mamon lo grabó.
El niño empezó a combulsionarse, el rojo se convirtió en naranja y la boca, en un gesto de locura, se le abrió, cada vez más, y más, y más hasta que la boca lo abarcó todo, el niño explotó y Roën salvó la vida.
Entonces dio una palmada al aire, alzó el puño y dijo:
-¡Toma ya, comete esa, niño muerto!