viernes, junio 30, 2006

HSITORIAS DEL AUTOSERVICIO. PREFACIO

Terre y Pasto se acomodan en la mesa numero 4. Les gusta esta cafeteria con autoservicio: tiene algo de decadente que les hace sentirse a gusto. Las mesas con sillones alargados para sentarse junto a la cristalera, al más puro estilo americano, les parecen bastante incomodos, pero aún asi tiene encanto. Terre siempre piensa lo mismo cuando se sienta en uno de esos pequeños asientos y mira por la cristalera: “que pena que no haya nada más por aquí”. Y es cierto, porque si uno se sienta en la mesa número 4 o cualquiera de las que están colocadas junto a la cristalera y mira por ésta solo verá un gran desierto. El café-bar-autoservicio se encuentra en el limite de la periferia. A un lado, la ciudad gruñendo y corriendo, al otro, la más tranquila de las nadas. Piden dos cafés.




Pasto Tipp. Estudia una segunda carrera (Filosofia) después de haber

acabado Medicina. Le gusta leer y fumar con los amigos. Es, fundamentalmente,

un tipo serio

Terre Jones. Después de acabar el instittuto, empezó a trabajar en la Hamburgueseria del barrio, donde sigue, 7 años después, como jefe de personal. Le han ofrecido puestos mejores y más lucrativos, pero confiesa que lo suyo es vocacional. Se le podria definir como tranquilo y soñador, gran seguidor de las ideologias.


Terre- ¿nunca entenderé porque coño ponen una cafeteria tan lejos del mundo…
Pasto- Bueno, el mundo está aquí al lado. Tiene cierto encanto. Es relajante no ver nada.
-Sería más relajante si el café estuviera bueno, ostias. ¿Nunca aprendemos o que?
Ambos rien y toman un cigarro del paquete de Pasto. Es un ritual. Todas las tardes del jueves vienen a la misma hora, piden café, y fuman. En ese preciso instante, cuando encienden los cigarros, suelen empezar alguna conversación de tinte filosófico. Durante la semana, ambos, en sus respectivos trabajos, piensan el tema que sacarán, como una simple conversación casual, la próxima tarde del jueves. Fuman, beben, y como quien no quiere la cosa de pronto empiezan, deliberdamente, a hablar sobre los sueños, la teoria politica o las emociones.

Esta tarde Pasto, que se había preparado concienzudamente un alegato al Odio más puro y acérrimo (hasta tenía ideada la manera de introducir el tema en la conversación sin parecer forzado), no puede empezar a hablar porque justo al encenderse el cigarro el tintineo de la campanita que hay encima de la puerta canta, y una voz surge por encima del murmullo cafetero: “¡Coño, Pasto y Terre, ostia puta, me cagón Dios, que de tiempo coño!”

Es Bipeter, compañero de clase de ambos hacia ya algunos años. Buena persona, inteligente a pesar de ser un mujeriego gamberro. Siempre con camisas hawaianas, no se podía considerar que Bipeter sea un tipo de la clase de Pasto y Terre. Amablemente le invitan a sentarse.


Bipeter Hershuftter. No trabaja, aunque no suele necesitar dinero. Lo que quiere lo consigue siempre dentro de un sistema de favores en el cual todo el mundo le debe algo siempre. Le encanta la juerga, sobre todo adora los lunes noche, y no tiene problemas, por su labia, para encontrar alguna chica que le ceda su cama para pasar la noche

-¡Que pasa tios! Que bueno que esteis aquí. Vais a presenciar un momento único en el mundo, algo irrepetible, lo mejor…

-¿por qué no dejas de poner adjetivos y nos dices que vamos a presenciar?
-Que buena gente eres Pasto coño. Vereis chavales, en breves momentos, he quedado con… Dios

Terre le da otra calada a su cigarro mientras sonrie y mira por la cristalera
-Ya ya, y esta vez… ¿es rubia o morena?
-Bah, tío. No es ninguna pava. Es Dios de verdad coño, el Master, el gran creador de… todo… esto y… tal. Ya sabeis, Jescristo.
-Bueno, Jesús era el enviado por Dios a la tie…
-No me jodas Pasto. ¡Camarera, tres…! ¿Vosotros que tomais? Invito yo
Terre alargó el brazo: ¡un Gin – Tonic, el más caro!
-Okay. Que sean tres Gin con tónica.

-¿Bipeter invitando? –Pasto se quita las gafas y sonrie sarcasticamente- Me vas convenciendo, tío. A ver, cuentanos como es que has quedado con dios en esta cafeteria-autoservicio.

-Fue por un chicle. Tios, tenía toda la puta colección de cromos de jugadores de curling del Mundial, excepto el tipo rubio ese de la selección sudanesa… no se como se llama. En fin, que un colega, Tipetto, creo que lo conoceis, venía a clase, un tipo asi alto siempre en chaqueta… bueno es igual, el tío cabrón, que ahora trabaja en la tienda de periodicos de su padre, me dijo que a través de la lente que marca los precios de los productos podía ver las pegatinas de dentro de los putos chicles…

-Un momento, un momento – Pasto se pone las gafas de nuevo- ¿Un tio de una tienda de periodicos tiene una maquina de marcas precios como la de los supermercados?
-Sí tio, es una de esas tiendas que son fundamentalmente periodicos pero que tambíen veden mas mierda. Ya sabes, colonias, cerámica de angelitos bailando break-dance, sonajeros… en fin. El caso, y no me jodas Pasto, deja de interrumpir, es que el cabrón me pidio 14 Monedas, 14 putas Monedas por el chicle con aquel jugador, y yo claro, se las di, quería acabar im colección, ya sabeis. El caso es que cuando abro el chicle esta tarde… ¡era el puto finlandes de siempre¡
-¡El que tiene un bigote que parece que se hubiera tomado un vaso de leche!
-¡Ese mismo puto cabrón finlandes!. Y, en fin, claro, me puse de una mala ostia que no veas, y fui directo al puesto de ese cabrón de Tipetto, cagandome en todo, entre ellos, en Dios. Y Dios giró la esquina y apareció, justo delante de mi. Y bueno, estuvimos charlando, y quedamos en que a cambio de que no me cagara más en Dios, e impidiera en la medida de mis posiblidades que otros los hicieran, Dios, aquí, y exactamente dentro de dos minutos, me dejaría hacerle cualquier pregunta y Él respondería la verdad. Sin paliativos.
-¿sabes lo que significa sin paliativos?
-Que es que sí por cojones, ¿me equivoco? ¡Ahí viene! Ese es, dejadle sitio vamos. ¡Eh, aquí! Ven, estos son Terre y Pasto.
-Sin rodeos –Terre mira fijamente a Dios- demuestranos que eres Dios, haz… no se, que pase ahora mismo algo que jamas haya ocurrido.
En ese momento una guapa chica entra en el Café, se dirige a la mesa numero 4 y mirando a Pasto fijamente, le planta un beso largo y apasionado. Bipeter y Terre no dan crédito. La chica se va. Todos miran a Pasto, que no tiene palabras. ¿Eso es algo que nunca había sucedido?Al final habla:
-Si coño, que quereis, no he encontrado a la mujer que yo quiero… solo estoy… esperando…
-No me jodas tio –grita riendo Bipeter- Bueno bueno, es igual, ¿os lo creeis ahora?
-La verdad es que tiene la apariencia que siempre crei que tendria.
-No, creo que cada uno lo vemos de una forma distina, según nuestra… idea preconcebida. ¿no es cierto, Dios? Si ¿veis? Lo se porque yo ahora mismo estoy viendolo como Jimi Hendrix. En fin es la hora, la pregunta. Chavales, no la cagueis, me dijo que responderia a una sola pregunta que seria formulada en esta mesa. Asi que no pregunteis nada. Ahí va…
-Ey, Negros.
-Ah, Gustav, que hay, estamos… espera un momento…


Gustav Pliennette. Tipico fumeta vividor. No aparece mucho por este barrio. Sigue una ruta que nadie podria precisar en la cual pasa meses en un barrio sin motivo alguno, y luego cambia. Trabaja de limpiador en el ayuntamiento, dentro de un Programa de Reinserción del que se benefició, a pesar de no haber estado nunca en la carcel. Su pasión, fumarse porros liados con libros dedicados a Malcon X

-No tios os tengo que contar una buena, deja sitio Pasto tio, dejame. ¿estais tomando cubatas? Muy bien chavales, ¡Hermana, otro para mi!. Vereis, he estado haciendo una encuesta y…
Bipeter se estaba poniendo nervioso- Espera un momento tio, tenemos que aclarar algo y…
-No no, espera, solo una cosa macho. Es muy bueno porque ¿Qué opinais del sexo?
El silencio más sepulcral se hizo sobre la mesa número 4.
-Venga, ¿qué pasa? Porque me mirais asi hombre, no es una pregunta tan complicada, ni que nunca hubieramos hablado de esto, negros. Eh tu, Bob Marley… ostia eres clavado negro. ¿Qué opinas del sexo?
-Ostia puta- Bepeter estaba golpeandose la cabeza contra la mesa numero 4.
De nuevo el silencio más desalentador. Gustav no entiende nada. Parece como si todo los habitantes del café hubieran enmudecido para dar paso a algo superior a todos ellos. Ahora, en ese preciso instante, pareciera que solo existia aquella cafetería, aquella mesa número 4. Gustav con el pitillo en la boca, consumiendose, Pasto atento a todo lo que vaya a ocurrir más alla de sus lentes, Terre con una mirada de incredulidad bastante exajerada (cejas ampliamente arqueadas), Bipeter con la boca abierto, sin querer comprender. De pronto, Dios habla:

-ES UNA BUENA ALTERNATIVA A LA MASTURBACIÓN.

A continuación, Dios, al que uno veia como Marley, otro como Hendrix, otro como una zariguella y otro como un sistema matematico corporal, se levantó y salió del Autoservicio. Todos miran a Gustav con odio en sus ojos.
-Vale negros, me piro, pero vuestro colega ha dado una buena contestación, ¿no? Jajaja. En fin… adios.
-¿Es posible que esto haya pasado?- Bipeter se levanta como un zombie y abandona el autoservicio, sin dejar de preguntarse si aquello podía realmente haber ocurrido.
-Bueno Pasto, creo son cosas como esta por las que seguimos viniendo a esta mierda de sitio. ¿no?
-Que me vas a decir. Acabo de tener aquí mi primer beso.
-Si, eso es triste.
-Si, pero estaba buena
-Eso también