viernes, noviembre 30, 2007

Historias del Autoservicio. Capitulo 27. OCHO DEDOS EN EL VASO

Héctor Rocha lo tenía meridianamente claro: había que echarlos, o al menos, preguntarles el porque de su presencia aún en el local. Era inadmisible todo lo que estaba ocurriendo. Asi que, llegado cierto día, sin preocuparse demasiado por las consecuencias de tan arriesgada actividad, decidió que era hora de saber que demonios pasaba. Asi que cogió una mesa de madera circular semi-plegable del sotano del Autoservicio y la situó en el único espacio decentemente espacioso del local, justo al final, cuando acababa la barra, delante de los servicios. A su alrededor colocó todo utensilio capaz de soportar culos cansados: taburetes, sillas plegables de playa, un par de cajas de transporte de Care-Taker y un amplificador de acordeón que nadie sabía que demonios hacia allí.

Hecho todo esto, tocaba llamar a los comensales de tan tenebrosa reunión, aquellos que debían traer a los muertos, y era importante decidir quien asistiría a aquella cita. Se iban a tratar temas demasiado serios alli, y elegir era fundamental.

Hecha las llamadas, solo tocaba esperar. El primero en aparecer fue Pasto, que llevaba una semana sin masturbarse por la depresión que el final de su última cita le había ocasionado. Al poco tiempo entró Bipeter, con los ojos medios enloquecidos por el Sanax, y un montón de cromos del Mundial de Curling en los pantalones. La tercera visitante fue Alicia Tockneville, que aún creia escuchar voces de niños cuando pasaba cerca de las guarderias. Stefanep, el hombre de las idelogoías, entró precavidamente y evitó a posta la mirada de odio de su amigo Herbs Troms, ahora convertido en servilletero. Moody Ford, el hombre que se parecia al agente Smith tambien hizo acto de presencia, entrando justo después de Terre, que aun conservaba puesto su uniforme de la hamburguesería. En último lugar Aretha, que entró refunfuñando algo sobre que ya pasaba más horas dentro del puto local que en su casa. Todos tomaron asiento y esperaron silenciosos a que Hector empezase a hablar. Éste se levantó, carraspeó seriamente, y comenzó:

-Wooooo que de peña ¿no? Lo llego a saber y llamo a unas putis y ¡ala ala ala ala fiesta!. En fin, os he traido porque últimamente estan pasando cosas extrañas en el local. Cristales que se empañan cuando hace calor, taburetes que se caen solo con el viento, cosas que cambian de sitio… en fin chavales, ya sabeis a lo que me refiero.
-¿Esquizofrenia? –preguntó Stefanep levantando timidamente la mano- ¿estás enfermo?
-Esto no es un puto concurso macho, si no sabes la respuesta, pues te callas. Fantasmas, cojones, la respuesta es fantasmas. Hay malotes muertos por aquí, y me estan tocando los cojones.
Pasto se recolocó las gafas.
-¿Pero hombre, que fantasmas podrían venir a molestarte aquí, al culo del mundo?
Hector se tiro del pelo y empezó a arrancarse mechones y a tirarlos al aire como si fueran confeti.
-Pero hombre de dios, ¡aquí ha muerto gente! ¿O es que ya no recordais aquel tipo de la sierra y su matanza?
-Ah, es verdad.
-No me jodais, tengo aquí apuntado los nombres.
-¿Por qué has apuntado los nombres en el lomo de un gato muerto? – preguntó Terre.
-¿Por qué te afeitas la perilla como un mariquita si Dios sabe que te gustan solo las pelirrojas?
-¿Lo que?
Bipeter empezaba a darse cabezazos contra la mesa, astillandola.
-Nada. Sigamos. En el plazo de escasos días han muerto en este local las siguientes personas: el suicida Pelele, Stockholm, James del Rosario y nuestro querido camarero Röen. Uno de esos cuatro cabrones o todos ellos son los que estan viniendo aquí a joder. Pues bien, quiero que hagamos una Guija.
Stepfanep volvió a levantar la mano.
-No se escribe asi.
Todos se volvieron para mirar extrañados al espigado hombre de gafas. El mismo Stefanep, después de meditarlo seriamente, cocluyo que aquello no tenía ningún sentido y propuso que continuaran.
Después de explicar las reglas del juego ( ya sabeis, si comes ficha sumas veinte y si cabreas a un muerto te persigue toda tu vida hasta que te casas, que entonces ya no te hace falta), éste comenzó.
La noche inundó el local con su oscuridad, la niebla que poco a poco se había posado en el exterior pareció indicar que ahora, en ese momento, solo importaba lo que alli dentro sucediera. Era como si, tan solo por unos instantes, el mundo hubiera parado en su locura diaria para fijarse en ellos, en aquel momento, en lo que alli tenia que pasar. Los dedos se posaron en un vaso de cristal, ocho dedos correspondientes a ocho personas que en ese momento empezaban a sentir cierto cosquilleo subiendo por sus espladas. Era el frio. Una ventana no estaba bien cerrada.
Hector gritó:
-¡Oh, fantasma… o fantasmas, acudid a nuestra llamada, venid y responded, haceos notar!
-Vaya discursito –comento Moody entre dientes.
-¡Os invocamos aquí y ahora para que deis respuesta a nuestras preguntas!
El vaso empezó a moverse entre los gritos de exclamación de los alli presentes. El vaso se movió entre las letras hasta formar la palabra “Vale”. Alicia preguntó:
-¿Estás muerto?
El vaso, punto de unión de los ocho dedos, se movió de nuevo. Terre leía mientras las palabras iban formandose.
-S... si…hija..si. N..no te… jode.
Aretha arqueó las cejas.
-Nos ha salido chulo el muerto.
Hector decidió que era hora de acabar con las estupideces y saber, por fin, quien coño estaba molestando en su local. Hizo callar a todos, suspiro profundamente, y pregunto.
-¿Quién eres?
-Me… l..lamo… Mann…rri.
Bipeter abrió exageradamente los ojos y su labio inferior empezó a temblar. Hector, extrañado, preguntó de nuevo.
-¿Y quien coño eres? Woooo, igual estoy flipando, pero no recuerdo ningún Manrri.
Terre agudizó la vista, el vaso ahora se movía con gran rapidez, la tensión se respiraba en cada aliento.
-S..soy Man… rri. Manrri P..Peka...
-¡ostia! –grito Bipeter saltando del asiento. Todos le miraban sin entender nada. Estaba realmente nervioso. Terre siguió leyendo lo que el vaso indicaba.
-Soy Manrri Peka.. rinen. Soy Manrri Pekarinen.
En ese instante Bipeter se levantó tirando el taburete al suelo y cogiendo aire de donde no había, las venas hinchadas, mirando al techo, gritó:
-Nooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo.
Y salió corriendo mientras se desgarraba las ropas y engullia todos los sobres de cromos sin abrir. Los demás, después de unos instantes de quietud, fueron poco a poco recogiendo todo y abandonando el local. Los últimos fueron Pasto y Terre. Este último, justo antes de cruzar la puerta se giro hacía Hector y le comentó, amargamente:
-Quén lo iba a decir ¿eh?. Que el fantasma cabrón de tu local iba a ser el puto finlandés de mierda del Mundial de Curling.

miércoles, noviembre 28, 2007

Historias del Autoservicio. Capitulo 26. UNA CITA SILENCIOSA

Despues de ver por millonesima vez El Señor de los Anillos, las tres pelis seguidas y en version extendida, Pasto habia sufrido un ataque de nostalgia, no sabia si era por el atracón de palomitas, el subidón de azucar de tanto Care-Taker, o el ver a los hobbit retozando en la cama en la ultima escena de la pelicula. El caso es que ahora que intentaba pasar por una persona respetable echaba de menos esa vida friki que solia llevar, y aquellas conversaciones por chat sobre Star Wars, Star Trek, Star Cuatro o cualquier otra saga milenaria, con gente con una vida tan vacia como la suya. Asi que al acabar la peli decidió entrar en uno de esos chats y allí, mientras discutía sobre la condicion sexual de Sam y Frodo, la conoció.

Ella habia entrado como todas las noches en su chat favorito, alli trataba de alejarse lo mas posible de su solitaria vida, y no por falta de pretendientes, a quienes solia espantar una y otra vez a causa de su carácter reservado. Aun asi aquella noche habia conocido a alguien y decidió darse una nueva oportunidad quedando con él.

Pasto se encontraba en su mesa habitual del Autoservicio, habia decidido quedar con la chica del chat en un sitio conocido para sentirse mas seguro, aun asi sus piernas le temblaban y sin darse cuenta estaba pensando en voz alta:

- Espero que sea una tia de verdad, que en los chat nunca se sabe. Su nick al menos era un nombre de chica en élfico, espero que no sea un fricorp maricón al que le pone Legolas y su arco. Parecia inteligente, y tambien le gustaba el manga, ojalá se parezca a Bulma…

- ¿Bulma? – Hector Rocha que pasaba por su lado en ese momento le habia escuchado y decidió meterse donde no le llamaban, como siempre – Wowww tio que buena estaba el dibujo animado ese, y el capullo de Yamsha no era capaz de ligarsela nunca, y mira que la serie era larga, que pringao, jajajaja. Oye si algun dia estás necesitado que sepas que en el cuartillo tengo guardada una muñeca, si tio de esas hinchables, y tiene los ojos grandes como todos los putos dibujos japos, ademas le he pintao el pelo de azul, asi que si quieres una sesion de hentai, ya sabes.

- No, no - contestó rapidamente Pasto, quien se maldecia de que le hubiera escuchado el colgao del dueño - Hoy estoy servido, otro dia.

Mientras Hector dejaba en paz por fin a Pasto, ella hacia su entraba en el autoservicio. Se quedó en la puerta y echó un vistazo a todas las mesas buscando a su cita. Le había dicho que estaria sentado en la mesa cuyo numero era el segundo del codigo de Perdidos y llevaria una camisa color coral. Ella llevaba las mechas blancas como Picara y su anillo colgado al cuello. Cuando por fin le vio éste estaba girado y miraba con mala ostia al dueño del local que se alejaba de su mesa mientras cantaba a grito pelao “Vamos con afan, todos a la vez…”. Ella se acercó a la mesa y esperó en silencio mirandole fijamente mientras esperaba a que se volviera.

- ¿Y tu que miras, pu…? – Pasto todavia alterado se quedó callado de repente dandose cuenta de que era la cita que estaba esperando. Viendo que habia metido la pata se levantó rapidamente para saludarla como un caballero, pero tan torpemente que le tiró el café encima.

- ¡Mierda! Espera que cojo unas servilletas y te seco. – Pero cuando fue a coger el servilletero de la mesa, éste le miró con mala cara y no se atrevió a cogerlo asi que fue hasta la barra a pedir un trapo, y alli se encontró nuevamente a Hector.

- Wowww tio, ¿has venido a por la muñeca?

- Que no joder, que solo quiero un trapo

– Pero Hector ya se habia metido dentro y no le escuchó. Asi pues Pasto decidió meterse en la barra y pillar un trapo él mismo. Volvió a la mesa en busca de su cita que seguia sin decir nada y estaba a punto de irse. Le dio el trapo y la convenció para que se sentara. Parecia que por fin la cosa se tranquilizaba y podia empezar a hablar con ella cuando vio a Hector acercarse con una muñeca de pelo azul.

- Aquí te traigo a “Bulma”, espero que la disfrutes.

- Noooo, noooo, nooooo ¿Por que a mi? ¿Por queeee? – Pasto empezó a llorar desconsolado dandose cuenta como una vez mas habia fracasado en una cita. Ya fuera por su culpa o por la de sus conocidos que se las espantaban, el caso es que nunca triunfaba. Mientras, ella se alejaba silenciosamente pensando: “Está claro, hay dias que es mejor no hablar”.


By: Mugui

lunes, noviembre 19, 2007

Historias del Autoservicio. Capitulo 25. UN FINAL DE PELICULA

Mientras Héctor lavaba unos vasos y contemplaba la lenta agonía de Roën, pensó en qué era lo más adecuado en ese momento: si seguir impasible ante la posible muerte de su subordinado; si echarle una mano para intentar salvarle la vida o, simplemente, si seguir pensando en sí mismo y en las miles de ideas que se le venía en la cabeza a cada momento. Finalmente y por desgracia de su “amigo” optó por lo tercero. Continuó lavando algunos vasos mientras su mente vagaba ajeno al sufrimiento de su camarero y ajeno al mundo en general.

“¿Y si todo lo que ocurre aquí lo escribiese como novela o como guión para una película o para una serie? ¿Tendría tirón? Bah, ¡que de tonterías tengo!” se dijo a sí mismo. “Pues yo creo que no lo es tanto” se contestó.

“A ver…. Lo primero una cafetería perdida y una cafetería como cualquier otra como epicentro de todas las historias no sería algo original. ¿Cuántos bares como éste habrá por ahí? ¿Y qué cuento? Un camarero que lleva un establecimiento y ocurren cosas… Pssssssss, no tiene ni pies, ni cabeza. Luego, los personajes. La censura entraría de lleno ¿Por qué siempre la camarera negra es la desgraciada sin modales y maleducada? ¿Qué pasa que los blanquitos somos siempre los buenos, los educados y los que cuando nos peemos huele mejor? Después, un menda que se convierte en servilletero, otro que desaparece, un loco que habla y que capta la atención de todos y se difuye en el ambiente… ¿Pero qué me estás contando? Es como si ahora el mierda esté que ya no le queda un suspiro se recuperase tal como si nada y para adelante. No es creíble. Cierto es que hay muchos frikis y muchos colgaos a los que esto les molaría, pero nadie apostaría por el proyecto, pero Héctor todo es arriesgarse tío. Cuando me hice con este tinglado aquí nadie daba un duro, pero mírate: no es que puedas limpiarte el ano con billetes, pero tampoco pasas fatiga. Y clientela nunca te falta. Me estoy yendo del tema… ¿por dónde iba? Mmmmmmmmm, ah, sí… por los personajes y sus historias… Luego, Roën que es medio asesinado por un cortador de cutículas ¿eso en qué cabeza cabe? Volviendo a los prejuicios ¿por qué las dos que se sientan a charlar son dos mujeres las que critican sin parar y ríen al ver el sufrimiento de otra gente? ¿Por qué? Los sectores feministas no me lo permitirían…Creo que si esto triunfa, es porque ocurren muchas desgracias y la gente necesita ver a otra gente más desgraciada para sentirse así felices, los infelices. Otro ingrediente para el éxito es cuando lo del tío de la sierra mecánica.. bufff éxito asegurado, violencia por violencia sin discreción ¡que gozada!”

A Héctor ya se le habían acabado los vasos que fregaba, pero seguía con las manos llenas de jabón y con el agua corriendo, ensimismado en su monólogo, mientras Roën le pedía con ojos débiles y vidriosos que le tendiese su mano que él creía amiga, pero que no encontraba en este momento. Algo que no pareció entender Héctor o que ni siquiera se dio cuenta porque seguía con su retahíla mental.

“Vale, supongamos que me lo acepta alguien… ¿De dónde sacó la pasta para producir, porque ellos me darán cuatro míseras perras y con ello tendría que buscarmelo todo? Y con lo que me ha costado levantar esto no es como para tirarlo todo por un capricho… pero ¿y si triunfo? Me hago de oro, de oro chaval!!!... Bah, no caerá esa breva. En el fondo me la pela. Ni siquiera sé porqué estoy pensando esto, ni porqué habló sólo. Pobrecito Roën, pero se va a tener que joder porque yo no sé medicina y odio hablar por teléfono. En el fondo prefiero que muera porque nunca he sentido lo que es perder alguien conocido y me gustaría sentir esa pena. Sería pena e irresponsabilidad porque lo estoy dejando morir como a un perro que atropellan en la carretera, pero yo creo que ese era el final que el destino le tiene escrito. Vaya muerte humillante”

Efectivamente, tras pensar esto Roën exhaló y sus ojos se cerraron lentamente sobre su propia sangre. Héctor lo miró con total indiferencia, se secó las manos, se santiguó por costumbre y exclamó…

- Al final no revelaré al mundo lo que aquí suele pasar. Que vengan y consuman.



By: Litu